lunes, 30 de julio de 2007

Loas a los días grises cada vez más opacos.




Queridísimo en algún tiempo no te quiero destronar. Si bien los preludios fueron cortos y los matices gigantescos. No recuerdo a otro hombre con la intensidad con la que evoco ese pasado. ¿Quién definiría esos días donde el cariño fraternal era reciproco?
Puesto que en algún tiempo venturoso, nuestro destino se cruzo en un camino deshaciendo la intrascendencia ajena en hermosas palabras amigables. ¿En donde te perdí mientras caminábamos? No consigo arrancar esos momentos de felicidad, ni tampoco el asesinato. ¿Cuándo confundí el camino y se volvió esto amor? En alguna noche tormentosa con el rostro mojado de lagrimas, me pierdo en la sentencia: “ es amor”. Me tortura mi accionar de aquí en mas, planee cuidadosamente el crimen. Me despoje del honor de la amistad, que es hoy una idea lejana. Marque mi interpretación con los aromas de las flores y las miradas somnolientas. Fue sopor y fue pecado. Enardecí la vida, le di colores y la pinte descaradamente con un amor más grande que las ontologías. La cosa fue insignificante para vos, mi amigo. Incluso me dolió la ironía de la explicación. Revelaba quizás un despojo de semántica acertada. Me despreciabas pero no sabias como. Me lastimabas y me rescatabas de la estocada. En vano exigías la señal de alivio a tu culpa. Mi corazón se rompía e inevitablemente nuestros caminos se separaban.
En diez millones de segundos no he olvidado ni una palabra. Ni mi traición, me niego a emprender el viaje a la estepa. Siendo ya necesario relegar al mundo. Algunos han hablado de mi afecciones, otros como vos las han ignorado.
Quizás ahora hay Otro que me pida que te olvide. Quizás ese Otro me exija garantías. Pero la traición es un sabor amargo que no se va de la boca. Aquí es donde la pérdida se ha vuelto irreparable, ahí donde no estas y donde de vuelta me siento muy sola.
Muchos platearan que el tiempo es necesario, y que te defenestre. Aunque yo no estoy segura de poder. Los días que son largos rellenan los sentidos que se escaparon con esperanzas de algún Otro.
Extraños, en eso nos convertí.
Los colores como sensaciones vivas se han apartado, solo nos quedo ese matiz, que antes coronaríamos como el pilar de nuestros encuentros. hora mas degenerado plantea la incomodidad de no ser más, ni lo uno, ni lo otro.

Ella camina, se toma el pecho con una fuerza terrible.
Traga saliva, mientras con los ojos muy cerrados toma el teléfono.
Le cuesta recordar el número, no es que lo haya olvidado sino que se desgarra su alma con cada discado.
Del otro lado una voz.
Y de este se derrama una lágrima.

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